martes, 31 de julio de 2012

Mala Vida

Señor Gallardón, es difícil decirle algo más de todo lo que ya le han dicho. Voces autorizadas, madres de hijos discapacitados, muchos de ellos con un grado de dependencia total; vidas, todas ellas, truncadas.
Mujeres de toda condición, profesión y extracción social, le han reprochado ya su falta de sentido común y su insolencia. Se trata de una reclamación de género porque no queda más remedio. Las mujeres reclamamos una opción para lo que puede convertirse en una esclavitud biológica.
Yo no puedo decirle mucho más. Yo no puedo imaginar el sufrimiento de tantas y tantas familias. Yo no puedo impostar una visión de esta vida padeciendo espina bífida o un autismo profundo.
No voy a repetirme sobre la hipocresía, la doble moral, el hecho de que cualquier mujer de su entorno podría acudir a una clínica abortista de renombre en el extranjero.
No voy a recurrir al argumento recurrente (y la redundancia, evidentemente, vale) de la no equiparación al resto de legislaciones europeas.
Yo soy sólo una voz más de mujer. Pero esta voz le pregunta:

¿Quién coño es usted para obligar a dar vida?
¿Quién es usted para obligar a dar mala vida?
¿Acaso sabe usted -y otros como usted- mejor que los demás, qué significa "vivir"?
Pues tenga cuidado con las cortinas de humo, porque cuando un día, nos causen ceguera permanente, será demasiado tarde.


1 comentario:

  1. Seguramente que si este señor se entera de que va ha tener un hijo con ese tipo de deficiencia profunda, es el primero en pararlo. Ellos no pueden permitirse algo asi en su familia.Todos estos son unos fanaticos, pero como lo dicen sin gritos y con corbata no pasa nada

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