martes, 18 de septiembre de 2012

La Educación Prohibida y el Cambio de Paradigma

Os redirijo en esta entrada hacia un interesantísimo proyecto, una película valiente que sacude la mente y el espíritu de todos aquellos que nos involucramos en educación. Aunque bien podría decir que es ese un documental que cualquier individuo inquieto debería ver: no solo profes, maestros, pedagogos, sino también padres, madres, abuelas, abuelos, tías, tíos, chavales de secundaria, y algún que otro ministro de educación.

Heredera de las alternativas de Ken Robinson al sistema educativo y sus paradigmas estancos de edad, repetición de contenidos y objetivos de excelencia en términos absolutos; La Educación Prohibida arranca con un travelling del Mito de la Caverna de Platón en formato cómic, para adentrarse, poco a poco, en la historia de la educación moderna, a través de testimonios de pedagogos y educadores de diversos países hispanohablantes y de la ficción de unos muchachos descontentos con el funcionamiento de su comunidad escolar.

Inserto, antes de seguir comentando la película, uno de mis videos favoritos vinculados a las ideas de Ken Robinson: "Changing Paradigms"
Encontraréis varios puintos en común entre el video de Robinson y la peli que nos ocupa: una concepción genética y orgánica de la educación que hunde sus raíces en la época del Despotismo Ilustrado y que establece, desde el modelo de la Educación Prusiana, un estado de cosas, que es a la vez conclusión y premisa: la escuela (el sistema educativo) es un doble mecanismo que -paradójicamente- persigue la homogeneización de los individuos y a la misma vez selecciona a aquellos que son "académicos" (aptos para hipertitularse, obtener buenos trabajos, incluso llegar a controlar las instituciones y los medios de producción en sus sociedades), en detrimento de aquellos individuos "no académicos" (ineptos para todo lo anterior, destinados a trabajos más precarios y a no tener ningún papel relevante en su comunidad). El hecho de presentar la escuela como un mecanismo de exclusión no es sólo una paradoja. Es también una peligrosa injusticia. Ahora, más que nunca, la educación está prohibida. Aquí, en España, parece que se agotan las alternativas. Me parece, sin embargo, que este momento de crisis es el adecuado para "empezar de nuevo", como se plantea en La Educación Prohibida. Si hay un momento para renegar de esa máquina prusiana de fabricar "trabajadores inteligentes", es éste, pues estamos desbordados de "inteligentes" que no llegan a ser "trabajadores". Estamos fabricando nuestras propias frustaciones pero, además (y esto resulta irritante), creyendo aún que todas las horas de aburrimiento, de acumulación de contenidos y títulos, la negación de la creatividad y del pensamiento divergente, aún refrendan el modelo, y por ello ¡se perpetúa en los coles e institutos y se desprecia la posibilidad de cambiar! Aunque quizá se me acuse de estar siendo, yo también, injusta, al no reconocer la labor de tantos y tantos profesores y centros (públicos y privados) que sí se arriesgan a hacer cosas nuevas, que piensan la calidad en distintos términos y se atreven a darle importancia a cosas que realmente la tienen, aunque se la queramos negar. Pero esta entrada pretende reflectar un mensaje: cuando se denuncia un estado de cosas -por rígido y obtuso- se está honrando también las excepciones, haciéndolas más grandes, luminosas y significativas. Queda dicho. No sé en qué nivel de la caverna estamos (el pobre Platón no habría podido imaginar que la caverna sería tan profunda, y que tendría plantas, como el Corte Inglés), pero me muero de ganas de ver el sol. A continuación, os dejo la película completa y os recomiendo que la veáis y la difundáis lo más posible, para que nos llegue un poquito de luz a todos...

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