lunes, 10 de junio de 2013

Tsunami (traducción de la entrada homónima del blog de Pitsirikos, 04/06/13)

Al hilo de los últimos días de revueltas sociales en Turquía, aquí está el artículo original:

Aunque tenemos la impresión de que los ciudadanos no reaccionan activamente ante el ataque orquestado contra sus derechos democráticos y laborales, esto no es verdad. Los últimos años, en muchos países, los ciudadanos reaccionan, se organizan, se manifiestan y se rebelan.

Por ahora, no existe un levantamiento ciudadano simultáneo en los países europeos y mediterráneos contra una casta dirigente (política y económica) autárquica que niega cada vez más la democracia ciudadana o contra gobiernos autoritarios que no desean dicha democracia.
  
Hay, sin embargo, manifestaciones y reacciones continuas en muchos países, que se van cociendo a fuego lento y se suceden unas a otras.


Todas estas pequeñas “oleadas” en diferentes países pueden convertirse en un tsunami, si hubiera coordinación.


Y la habrá. Las élites económicas poseen los medios de comunicación de masas, pero los ciudadanos tienen Internet.

Cualquiera que siga Internet habrá comprobado cómo ciudadanos de diferentes países se comunican con gran facilidad, rapidez y frecuencia.
 
Esto sucede, principalmente, en el sector más activo y “vivo” de dichas sociedades: los jóvenes.

Pues son los jóvenes los más golpeados por la agresividad de esas castas dirigentes en muchos países.

Internet hace quebrarse las fronteras  y aquellos que sufren el ataque de los poderosos se dan cuenta de que juntos son muchos y son fuertes.

En estos días de revueltas en Turquía, los manifestantes turcos saben que tienen de su lado a millones de ciudadanos de otros países.

No esperan a enterarse de ello por los telediarios de los medios mayoritarios y/o gubernamentales. Lo comprueban por sí mismos a través de las redes y medios de comunicación sociales.

A medida que pasa el tiempo, millones de ciudadanos de todo el mundo se irán dando cuenta de que el desempleo que padecen no es provisional sino permanente, de que sus ingresos se van reduciendo sin parar, de que las clases dirigentes de sus países pasan olímpicamente de ellos, y de que la democracia ciudadana que creían conocer forma parte del pasado.

La arrogancia de las élites financieras les hace pensar que son inamovibles y que esos millones de ciudadanos del mundo se quedarán sentados en un rincón a esperar la muerte, mientras que ellos seguirán concentrando en sus manos cada vez más riqueza.

La Historia les contradice.


Y volverá a contradecirles.
 
Mientras las oligarquías financieras y empresariales y sus gobiernos atacan las vidas de los ciudadanos de sus países, éstos se organizan y se preparan para contraatacar. Todos juntos.
La agitación es constante.

Ya no vivimos en la Edad Media.

Vivimos en una época en la que todo va a gran velocidad.

El tsunami se acerca.

Ya lo oigo.