He tomado "prestada" esta imagen de Pitsiriko, un revoltoso blogger griego que nos sacude un día sí y otro también con su sarcasmo y también -por qué no decirlo- con su poquito de mala leche.
En el post correspondiente se hablaba del aumento del turismo extranjero en Grecia durante el período de Enero a Agosto de 2011. Paradójica estadística si tenemos en cuenta las constantes recomendaciones del gobierno a la ciudadanía para no manifestarse y así no empañar la imagen internacional y la marca turística helena, no vaya a ser que vayas a vivir "tu mito" en Grecia esquivando molotov no ya en el barrio de Exarchia, sino en la mismísima plaza de Syntagma.
Las noticias más tristes que me llegan de Grecia no son las de los informativos, sino las voces de amigos contándome las reacciones de violencia y brutalidad policial durante las manifestaciones de protesta, y sin duda, el incremento de la inseguridad ciudadana en Atenas durante los dos últimos años. En el período 2005-07, cuando yo residía allí, aún era considerada como una de las capitales más seguras de Europa.
¿Por qué viajar entonces a Grecia, ese país que parece en descomposición? Porque hay cosas que no se descompondrán nunca... No se descompone el magnetismo que te atrapa al llegar a Delfos, ni las rectas curvas del Partenón, ni los atardeceres desde la colina de Strefi. Ni los cedros casi mágicos de la isla de Chrissi, al sur de Creta. Ni las montañas del Epiro. Ni el sabor de un buen souvlaki a las 6 de la mañana (o a cualquier hora).
En fin, podría seguir... De alguna manera la reivindicación del turismo es una manera de reivindicar también el derecho a levantar cabeza. Y ese derecho es lo único que está llevando a miles y miles de personas a prender fuego (metafórica y literalmente) las calles de Atenas.En estos días más que nunca, "mantener la imagen" es, además de superfluo, sencillamente absurdo, así que... ojalá siga aumentando el turismo y quien no lo haya hecho aún, que vaya a "vivir su mito en Grecia".
Las noticias más tristes que me llegan de Grecia no son las de los informativos, sino las voces de amigos contándome las reacciones de violencia y brutalidad policial durante las manifestaciones de protesta, y sin duda, el incremento de la inseguridad ciudadana en Atenas durante los dos últimos años. En el período 2005-07, cuando yo residía allí, aún era considerada como una de las capitales más seguras de Europa.
¿Por qué viajar entonces a Grecia, ese país que parece en descomposición? Porque hay cosas que no se descompondrán nunca... No se descompone el magnetismo que te atrapa al llegar a Delfos, ni las rectas curvas del Partenón, ni los atardeceres desde la colina de Strefi. Ni los cedros casi mágicos de la isla de Chrissi, al sur de Creta. Ni las montañas del Epiro. Ni el sabor de un buen souvlaki a las 6 de la mañana (o a cualquier hora).
En fin, podría seguir... De alguna manera la reivindicación del turismo es una manera de reivindicar también el derecho a levantar cabeza. Y ese derecho es lo único que está llevando a miles y miles de personas a prender fuego (metafórica y literalmente) las calles de Atenas.En estos días más que nunca, "mantener la imagen" es, además de superfluo, sencillamente absurdo, así que... ojalá siga aumentando el turismo y quien no lo haya hecho aún, que vaya a "vivir su mito en Grecia".