sábado, 28 de enero de 2012

MIdnight in Paris

Ayer Woody casi me convence de que la mejor época de la historia del mundo eran los años veinte, en París sin duda, donde la vanguardia se bebía como absenta y las luces te hacían delirar. Los nuestros se juntaban con estos y con aquellos, y con los que habrían de llegar y ser tan grandes que no pueden recogerse en las páginas de ningún manual escolar.
Son las películas así las que hacen que pienses en clave musical, las que te hacen pensar que, ¿por qué no?, también hay para ti rondando un coche que sea máquina del tiempo y te haga soñar.
Te hacen querer seguir siendo un poco distinto aunque le pese a tu entorno, y aferrarte al romanticismo sin pestañear.
Te hacen leer a Hemingway y suspìrar por el incorregible Picasso cuando pasas por el portal de su casa natal.
Te hacen, en definitiva, querer viajar a París mil veces más.
No te canses, Woody, de momento, y haz que nos durmamos al son de tu clarinete en el sofá muchas noches de viernes más.

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