miércoles, 18 de enero de 2012

Yo, Edipo

"Y puesto que me has echado en cara que soy ciego, te digo: aunque tú tienes vista, no ves en qué grado de desgracia te encuentras ni dónde habitas ni con quiénes transcurre tu vida." Habla Tiresias, Edipo Rey.

Me he encontrado con el programa del próximo Festival Juvenil de Teatro Grecorromano, que se celebrará en Málaga durante el mes de Mayo. Además de la expectativa de que las representaciones tengan lugar en el teatro romano (divinidades menores de la política municipal mediante), el festival cuenta con la participación de la compañía Induo teatro, con su montaje de Fedra de Eurípides.

Mientras llega la primavera y la oportunidad jugosa de ver teatro clásico en Málaga, me permito divagar un poquito sobre una experiencia teatral previa con la compañía antes mencionada, que presentó en la Escuela de Arte Dramático de Málaga una mirada sobre Edipo Rey diferente, como yo no lo habría mirado nunca (de ahí el privilegio y la cortesía del artista). Edipo Rey desprovisto de casi todo, de coro, de palacio tebano, de malo Creonte... pero sobre todo, y sin duda lo más arriesgado de la puesta en escena en mi opinión, desprovisto de Tiresias.



Y es que la idea del anciano adivino, encorvado, ronco, con mala leche...solo imaginarlo da cuerda al reloj trágico, y nos mete en el cuerpo ese tic tac de la inminencia, esos pasitos cortos y vacilantes hacia y hasta la anagnórisis, el reconocimiento final. Maravilloso visionario, burlador de todos los detectives. Eres mejor y más puñetero que las brujas de Macbeth, por eso me encantas.

Aun sin Tiresias, el discurso de la versión resuelve con solvencia las dificultades de reducir la trama a dos voces: la de Yocasta y la de Edipo. Desnudez y verdad en un escenario circular. Los cantos en griego clásico al comienzo de la representación nos persuaden de que estamos en un rito y logran, por unos minutos, que la melodía, la figura desnuda de Edipo, la negra silueta de Yocasta y las sábanas que los unen, nos trasladen al origen, sea cual fuere, de la tragedia.

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