miércoles, 25 de enero de 2012

Del significado de "intocable". Consideraciones sobre los procesos abiertos contra el juez Baltasar Garzón

Tenía entendido que los intocables, los de Elliot Ness, los de la peli de Brian de Palma, eran los justicieros indomables e incorruptibles que no se doblegaban ante las amenazas ni cedían cómodamente ante los sobornos de la mafia. Y tenía entendido que era a ellos a los que no se podía tocar.
Estas semanas estamos asistiendo, atónitos muchos de nosotros, a un espectáculo de inversión carnavalesca a la altura de Rabelais, que el señor Bajtín, si tuviéramos la suerte de que viviera y tuviera afilada la pluma, analizaría para nosotros con claridad meridiana. El tópico del mundo al revés, de raíces medievales, se aplicaba cuando el mundo estaba sufriendo tal deriva ética (en términos medievales, utilizaría el adjetivo "moral"), que el "orden normal" de las cosas humanas se invertía, se ponía cabeza abajo, para mostrar y demostrar ese desvío.

No soy yo precisamente quien va a exponer aquí cuál es el "orden normal de las cosas", pero sin duda tengo voz para denunciar lo insólito y vergonzante de procesar a un juez por investigar casos de corrupción y, sin duda lo que más nos pone "cabeza abajo", por levantar el tabú referente a los crímenes franquistas.
En la primera causa, vista para sentencia, hemos tenido que oír a los abogados de una trama corrupta hablar de "estado policial", puesto que debían hablar con su cliente con papel y boli durante sus visitas. Lo que no decían es qué "presuntas" cifras se escribían en ese papel, para que "presuntamente" fueran sacadas de España y colocadas en cuentas en paraísos fiscales. Siempre con la presunción de inocencia por delante...
En el caso relacionado con los crímenes del franquismo, el proceso es más hiriente y de consecuencias más profundas. En primer lugar, porque trascienden la vida del hombre -Garzón- para dibujar la imagen de un estado en relación con la justicia universal. Gracias a la connivencia de un juez con dos grupos de ultraderecha que no merecen ser nombrados en este espacio, España tiene el dudoso y perjudicial honor de ser el único país de la Unión Europea (y probablemente del mundo) que ha procesado a un juez por investigar crímenes de lesa humanidad derivados de una dictadura.
Aparte de las opiniones de numerosos juristas que hablan en todo caso de "error" y no de prevaricación, y de otros datos sobre la unanimidad que debe existir para emitir una sentencia prevaricatoria; deberíamos prestar atención al clamor de la gente estos días, a los gritos contra la impunidad y la injusticia.
Soy demasiado joven para tener cierto tipo de memoria, pero, como todos, también tengo historia familiar y sobre todo, tengo conciencia. Alguien dijo que han de hacerse las paces con el pasado, pero que hay que hacerlo de verdad. Si no, seguirá oliendo a podrido en Dinamarca. El hedor proviene de fosas comunes y otras tumbas olvidadas. Traspasa la tierra y se nos pega en la ropa, en el corazón, en el cerebro. Un olor así sólo se quita limpiando a fondo, y dejando que los trapos sucios se aireen y se puedan ver a la luz del día. ¿Algún día podremos hacerlo?

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