sábado, 19 de noviembre de 2011

Conducta Antidemocrática

Escribo en la jornada de reflexión. Pero no reflexiono, solo vivo. Por una serie de catastróficas desdichas que combinan un empadronamiento tardío, el límite de la solicitud del voto por correo y la distancia de 987 kilómetros que me separa de mi municipio censal y natal; me encuentro, casi con vergüenza,  reconociendo: "mañana no voy a votar". La verdad, lo veo aún como como una mentira, como una ficción, como si las veinticuatro horas de mañana fueran a desaparecer engullidas por un agujero negro, y no fuera a cambiar nada.
Leo artículos de gente que admiro condenando la abstención. En el momento abisal, a más de 2000 metros de profundidad... al borde de la sima, hay que votar.

Lo que más me preocupa, sin duda, más que la tijera, la regresión o el miedo atenazante; es el feroz convencimiento de que los líderes políticos asumen, y seguirán asumiendo a partir del maldito lunes 21, una conducta notablemente más antidemocrática que la de la avergonzada abstinente del 20-N que firma este texto.

2 comentarios:

  1. Soledad!
    No worries! Aunque yo voté después de miles de dificultades, siento la tristeza de una España dividida entre los que se avergüenzan y los vencedores, aún cuando las elecciones no han terminado.
    Me he sentido presionada ante mi voto, ante la necesidad de un cambio que no es factible en 5 míseros minutos, como si todo se fuera a solucionar dentro de unas horas. Todo será igual, pero con otra cara y otra piel...
    Así que aunque sé que duele, tu voto está hecho, porque aunque no esté en un papel ó en una urna, está con tus acciones a nivel de calle... Qué a fín y al cabo es lo que cambia al mundo!
    Me siento sola ante esta efímera

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  2. Ya pasó el traguillo... comparto casi todo lo que dices, aunque desgraciadamente, a veces en vez de tristeza, lo que siento es verguenza por las formas y las maneras.
    Ánimo -¡para todos!- y hasta la victoria siempre ;)

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