Se levantó el otro día
la mañana sin imagen.
Rompió el allá, el aquí,
el siempre,
el dentro de poco, quizá.
De quién el grito homicida
que destroza retinas.
Ponte a salvo, Sísifo, no
te canses/ trayecto al sur
rediriges/ llamas, luz.
No hay puertas que mirar
mientras arden.
A la memoria del hombre de 77 años que se quitó la vida ayer, en la plaza de Syntagma de Atenas, incapaz de hacer frente a una situación económica límite. ¿Hasta cuándo?
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